Referencias
- Johnston SA. Vet Clin North Amer. 1997;27(4)699-723
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Nunca resulta fácil ver que tu perro, antes tan activo, se vuelve más lento. La prioridad es ayudarlo a que se sienta mejor, pero antes de plantearte cómo hacerlo, es importante identificar el problema.
La artrosis es una de las causas más comunes de dolor y problemas de movilidad. Se calcula que la sufren más del 20 % de los perros1, pero ¿qué es exactamente la artrosis y cómo puedes saber si el tuyo la padece?
La artrosis u osteoartrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones, que podría describirse como un proceso de desgaste que causa cambios irreversibles en la articulación y genera mucho dolor. Con el tiempo, el cartílago protector de las articulaciones se desgasta y provoca daños en los huesos. A pesar de que la edad influye, en determinadas situaciones puede afectar incluso a perros jóvenes.
Tu perro no puede decirte que está sufriendo, pero su aspecto y su comportamiento lo dicen todo. Por eso es vital prestar mucha atención a signos como su lenguaje corporal, movimientos y niveles de actividad.
Estos son algunos de los signos físicos y de conducta más comunes de la artrosis canina:
Si observas que tu perro cojea o tiene dificultades para caminar o ponerse en pie, especialmente después de haber hecho ejercicio o haber estado echado, podría tratarse de un signo de artrosis.
Los cambios en la forma de andar o de mover el cuerpo también podrían indicar que el perro sufre artrosis. Observa las señales de rigidez, movimientos forzados o una postura inusual.
Los perros con artrosis suelen hacer menos ejercicio, por lo que pueden perder masa muscular. Si los miramos desde arriba, las piernas pueden verse delgadas y con los huesos marcados. La pérdida muscular también puede hacer que se tambaleen o se caigan por no poder aguantar su peso.
Otro desafortunado efecto secundario de la reducción de la movilidad y la falta de ejercicio es un aumento excesivo de peso. Esto puede provocar presión adicional en las articulaciones. En combinación con la pérdida de músculo, esto genera un círculo vicioso de dolor debido a la artrosis y el sedentarismo.
A medida que las articulaciones se erosionan y pierden movilidad, tal vez oigas una especie de crujido cuando tu perro se mueve. Esto se conoce como crepitación y se produce por el rozamiento de los huesos de las articulaciones entre sí.
Si a tu perro le falta energía y se resiste a jugar o salir a pasear, la causa podría ser la artrosis. Esto resulta especialmente patente en perros que antes desbordaban energía y actividad.
Los perros con artrosis puede que intenten hacer ejercicio, pero se cansan enseguida. Observa si hay signos de fatiga, como que el perro jadee más, le cueste seguir el ritmo o se tumbe más a menudo.
El ejercicio puede pasarles factura a las articulaciones con artrosis, provocando un mayor dolor y deterioro de la articulación. Si adviertes que tu perro tiene dificultades para caminar o ponerse en pie o que sus movimientos son rígidos tras el ejercicio, podría padecer artrosis.
Estos movimientos pueden resultar difíciles y dolorosos para los perros con artrosis, así que presta atención a los signos de malestar cuando tu perro se siente o se levante.
Los perros con artrosis pueden tratar de aliviar la presión sobre sus articulaciones sentándose en posturas poco habituales o sobre superficies blandas como almohadas y mantas.
Subir y bajar escaleras o encaramarse y saltar desde de los muebles puede ser un auténtico reto para los perros con artrosis. Presta atención a los signos de dificultades.
Los perros con artrosis pueden dejar de cuidarse adecuadamente porque les resulte demasiado doloroso. Signos como el trasero sucio tras hacer sus necesidades o un pelo apelmazado, maloliente o descuidado podrían indicar que existe un problema.
Si tu perro empieza a sufrir accidentes en casa con mayor frecuencia, la artrosis podría ser la causa. El dolor y los problemas de movilidad pueden hacer que le resulte difícil salir a tiempo.
La artrosis puede hacer que los perros pierdan interés en actividades que antes disfrutaban. Ser consciente en los cambios en el comportamiento, como un menor entusiasmo y ganas de jugar, puede ayudarte a identificar el problema.
El dolor y el malestar pueden provocar cambios de conducta y algunos perros parecerán nerviosos o ansiosos. Otros pueden incluso volverse agresivos, sobre todo si les tocas sin querer algún punto que les duela.
Las pruebas diagnósticas pueden incluir radiografías de las articulaciones, muestras de líquido articular, tomografías o resonancias magnéticas y análisis de sangre para realizar los diagnósticos diferenciales. También podría introducirse una microcámara en la articulación para poder ver si hay algún daño.
Por suerte, existen muchas opciones de tratamiento para la artrosis canina disponibles. Tu veterinario podría recomendarte dietas o suplementos específicos, cambios en la rutina de ejercicio, programas de control de peso y otras terapias diversas.
Por suerte, existen muchas opciones de tratamiento para la artrosis, como medicación, suplementos y cambios en el estilo de vida. Los analgésicos, y suplementos para las articulaciones pueden ser de ayuda. La fisioterapia también puede resultar muy beneficiosa, ya que contribuye a promover un movimiento saludable y a reducir el dolor en las articulaciones con artrosis.
Recientemente se han incluido como primera línea de tratamiento analgésico terapias dirigidas con anticuerpos monoclonales que proporcionan una mejoría en la calidad de vida de los perros con artrosis.
Además, tu veterinario puede recomendarte dietas o suplementos específicos, cambios en la rutina de ejercicio o programas de control de peso. Si la artrosis de tu perro está más avanzada o tiene muchos problemas para moverse, la hidroterapia (hacer ejercicios en el agua) también puede ser una buena opción.
Otras posibles opciones de tratamiento para la artrosis canina incluyen terapia con láser, e inyecciones de células madre. En casos graves, puede ser necesaria una intervención quirúrgica para ayudar a mejorar la movilidad de tu perro. Tu veterinario podrá explicarte estas opciones en profundidad y ayudarte a decidir la mejor forma de proceder.
Recuerda: cuanto antes se identifique la artrosis y se inicie el tratamiento, mayores serán las posibilidades de que tu perro permanezca activo y sin dolor durante más tiempo. Si sospechas que tu cachorro tiene artrosis, utiliza nuestra práctica lista de comprobación para identificar actividades y comportamientos que podrían ser signos de la enfermedad. También debes acudir a tu veterinario lo antes posible para que tu perro pueda ser diagnosticado y tratado adecuadamente. Puedes mostrarle a tu veterinario los resultados de la lista para ayudarlo a comprender los signos de artrosis que has observado.